Según nuestras investigaciones, las emociones son reacciones químicas en nuestro interior que se trasladan al físico de nuestro cuerpo. Estas se hacen visibles en el exterior a través de los gestos, las lágrimas o las sonrisas.

En este caso, vamos a hablar de mi experiencia frente a la muerte de mi padre.

Las emociones sí se pueden gestionar, y lo pude comprobar ante un hecho tan doloroso como la muerte de mi padre. Por eso quise ilustrarlo con el testimonio que vas a leer a continuación.

He constatado que la actitud previa a cualquier evento predispone el resultado del mismo. Así, en este caso, en el que yo imaginé otra reacción por mi parte, tuve tiempo para prepararme para el desenlace y de alguna manera convertir el dolor en amor.

Encontraréis la experiencia de la que os hablo en el texto publicado en la revista Humanizar de la Fundación Sant Camil Salud, que podéis leer en el siguiente enlace:

http://www.humanizar.es/noticias/vista-individual-noticia/article/amor-en-la-muerte-de-mi-padre.html