Desde mi punto de vista, como formadora de los profesionales sanitarios de varias Comunidades Autónomas de España, me sumo a los muchos que defienden que tenemos el mejor sistema asistencial del mundo. De hecho, según los datos de los informativos de RTVE, a día de hoy 51.800 profesionales sanitarios fueron contagiados de Covid 19 y 136 en la última semana. Unas mujeres y hombres entregados, que hasta el 5 de junio llegaban a 63 fallecidos. Sin duda, nuestra vida es su prioridad porque nos entregan la suya a cambio sin pensárselo.
Sinceramente, creo que a esta desgraciada situación que me ha tocado el corazón, porque se cobró la vida de un amigo médico y una enfermera importantes para mí y como madre, tía y amiga de médicos afectados, hay que ponerle fin. No es justo que las familias de grandes profesionales que se han quedado en el camino sigamos llorando por sus vidas. En la sanidad pública española, podríamos decir que hay tres niveles. El primero, el de los profesionales que se encuentran a pie de obra.
GERENCIA, NOTABLE
El de la gerencia de hospitales y centros de salud, no puedo calificarlo a nivel económico porque tendría que hacer un análisis profundo de gasto-beneficio de cada uno, pero sí puedo calificar de notable. Y un tercer nivel, supra asistencial que es el responsable de establecer la política sanitaria. Estoy segura que los directivos de la salud van a continuar en la senda de la profesionalización, fomentando la formación en gestión sanitaria y apoyando la investigación.
Los gerentes y directivos de la Salud española, se implican por mejorar la calidad y el impacto en salud de los servicios sanitarios. Todas y todos se han implicado para que los ciudadanos percibiésemos con confianza el trabajo en los hospitales y centros públicos, a pesar de la pandemia. Han velado por poner el orden que podían en los servicios para trasladar la imagen en los ciudadanos y pacientes, que merecieron los aplausos de las ocho de la tarde.
POLITICA Y ESTRATEGIA, DEFICIENTE
Evidentemente, si algo ha fallado en nuestro país es la responsabilidad de los estrategas que no contemplaron ni diseñaron a tiempo los planes eficaces que se necesitaban, por lo que se llevan un suspenso que, lejos de ser una nota en el expediente, es un error como una catedral que se sigue cobrando vidas. Es responsabilidad de nuestro Gobierno, ser eficientes en el diseño de la nueva estrategia para el rebrote que ya está anunciado para septiembre u octubre.
Hace falta talento, de la mano de un equipo multidisplinar y con competencias contrastadas en el ámbito sanitario, económico, social y emocional. El abordaje del nuevo plan tendrá éxito solo sí no se cobra ninguna vida de nuestras heroínas y héroes de bata blanca. Espero que nuestros políticos sean iluminados y en esta ocasión tengamos más luces que sombras.
Sara Dobarro
Periodista y neurocientífica.