Si Kurt Lewin condujo el nacimiento del Desarrollo Organizacional (D.O.) como un campo práctico de la sociología, hoy no podemos avanzar en él sin la neurociencia aplicada a las personas. Para llevar adelante con éxito el proceso de diagnóstico, cambio y mantenimiento tenemos que profundizar en el conocimiento del capital humano. Gracias a esta moderna ciencia que se ocupa del estudio del cerebro y sus procesos para entender el comportamiento humano, en la actualidad sabemos que cada cerebro es único y procesa de forma bien distinta. Como la raíz del DO está en mejorar las relaciones interpersonales, el crecimiento personal y el liderazgo, entre otras cuestiones, desarrollé el método mSD © de neurociencia aplicada a las personas, que ayuda con más acierto a dinamizar los procesos de cambio.

Desde finales del siglo XX, la mayoría de los directivos y profesionales nos vimos afectados en un momento determinado de nuestra vida por esa especie de angustia que se apodera de nosotros, llamado estrés. Hoy, tras la pandemia y la crisis económica, sigue siendo una de las más frecuentes dolencias que padecemos las personas y la mayor causa de baja laboral. Llevo años estudiando la forma de reducir el estrés y los miedos que nos bloquean inconscientemente, además de otras particularidades. 

Mi metodología mSD ®, testada y validada con un estudio de investigación caso y control, se basa en identificar a través de los gestos –que salen de forma inconsciente del sistema emocional– los circuitos neuronales que se conectan al sistema racional. Una vez identificados, pasamos a cambiar esta gesticulación inconsciente por otra más positiva que favorece la aparición de nuevos circuitos y una neuroquímica que activa las emociones positivas. Son cientos las organizaciones, compañías y empresas las que aplican esta metodología para dotar a sus trabajadores de destrezas y habilidades necesarias para el desarrollo y buen funcionamiento.

Los recuerdos y experiencias con mucha carga emotiva hacen que nuestras conexiones sinápticas estén asociadas a la estructura cerebral del sistema emocional llamada amígdala y que nada tiene que ver con la garganta. Este complejo amigdalino provoca efectos tales como taquicardias; aumento de la respiración, liberando hormonas del estrés como adrenalina o cortisol; pero también nos ayuda a buscar una estrategia adecuada después de haber identificado el peligro si aprendemos a racionalizar las emociones básicas y las 21 restantes que rigen nuestra vida personal y profesional. En esto precisamente se basa nuestra metodología mSD ©.

MATENIMIENTO DEL CAMBIO

Somos seres emocionales y racionales. Un binomio indisociable que nos acompaña a lo largo de toda la vida. El aprendizaje de manejar tanto la zona emocional como racional es transcendental para alcanzar el éxito en nuestra vida laboral y personal. Una organización que tenga un buen diagnóstico racional y emocional será una estructura sana, preparada para desarrollarse sin problemas. Con esta metodología de neurociencia aplicada a las personas, les proporcionamos herramientas para poder implementar el cambio y aprender cómo reforzar sus conexiones cerebrales para que puedan mantener más fácilmente sus nuevos hábitos.

La neurociencia se convierte así en la mejor aliada para el DO. Es una fascinante ciencia que nos ayuda a conocer todas las estructuras de nuestro cerebro para optimizar su potencial y minimizar los riesgos. Te invito a que te introduzcas en su aprendizaje para mejorar el desarrollo de cualquier organización. Como estudiamos en neuromárketing, todas las decisiones que tomamos están basadas en una emoción y si no somos conscientes de ello, podemos equivocarnos.

Sara Dobarro

Especialista en Neurociencias, impulsora del Método mSD ©

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